Conclusión
Como has podido comprobar, preparar esta receta no puede ser más fácil. En tan solo unos pocos minutos, conseguirás una salsa deliciosa para tu plato de pasta rellena. Las setas son uno de los complementos más sabrosos y versátiles con los que podemos acompañar nuestros platos, y junto con nuestros Mezzelune de Prosciutto di Parma y Parmigiano Reggiano, ¡el resultado es espectacular!
Trucos de cocina
No tengas miedo de utilizar todo tipo de setas, incluso puedes usar setas secas, que en ocasiones aportan más sabor que las frescas. Recuerda siempre que estos hongos generan bastante líquido al saltearlas, por lo que es conveniente cocinarlas bien.
Puedes añadir un poco de agua de cocción a la salsa, antes de incorporar la pasta, si ves que te está quedando demasiado espesa, o simplemente si te gusta un poco más liquida. Incluso un pequeño vaso de leche puede ser de ayuda.
Los grandes chefs lo tienen claro: Las mejores recetas se obtienen innovando. Toma la receta y adáptala a tu gusto, añadiendo esencia de setas o un poco de trufa si quieres conseguir una salsa repleta de ese delicioso sabor tan característico a tierra tostada, o incorporando tus ingredientes favoritos.
Preguntas frecuentes
¿Qué tipo de setas son las más recomendables para preparar esta receta? No existe una respuesta correcta a esta pregunta. Por suerte, cada uno de nosotros tiene sus gustos propios; a algunos les gustan más los sabores intensos, mientras que a otros los más suaves. Por ello, te recomendamos utilizar las setas que mejor se adapten a tu paladar. Ya sean boletus, shiitake, champiñón de parís, portobello, entre otras.
¿Cómo puedo conseguir una salsa más espesa? Si te ha quedado una salsa demasiado líquida y quieres espesarla un poco, utiliza una cucharadita de maicena disuelta en agua fría o incluso un poco de harina, también disuelta, para espesar el resultado. ¡Es importante removerla bien antes de incorporarla al cocinado!
¿Puedo preparar la salsa con anticipación? ¡Por supuesto que sí! Esta receta de salsa es perfecta para preparar y guardar. Deja que se enfríe y guárdala en un recipiente hermético en la nevera. El próximo día, cuando quieras tomarla, solo tendrás que extraerla de la nevera y calentarla.