Pasta con alcachofas: receta gourmet con yema frita

La pasta con alcachofas es una combinación deliciosa que resalta la esencia de la cocina italiana. En esta receta, llevamos el plato a otro nivel con una yema frita crujiente, aportando una textura y cremosidad única. La clave está en utilizar spaghetti Garofalo, una corte de pasta de calidad que captura perfectamente los sabores de los ingredientes.

Si buscas una receta auténtica pero con un toque sofisticado, esta propuesta es ideal. Aprenderás a cocinar las alcachofas para potenciar su sabor y a dominar la técnica de la yema frita. Un plato perfecto para quienes disfrutan de la cocina italiana gourmet sin complicaciones. ¡Vamos a cocinar!

Tiempo de cocción

160'

Raciones

2

Dificultad

Alta

Ingredientes

  • 200 gr spaghetti Garofalo

  • 6 alcachofas

  • 2 yemas de huevo

  • Pan rallado

  • Queso parmigiano a gusto

  • Aceite de girasol

  • Aceite de oliva virgen extra (AOVE)

  • Sal

  • Pimienta negra

Productos Garofalo

Preparación

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Preparación de los ingredientes: la clave para una pasta perfecta

Antes de empezar, es fundamental preparar correctamente los ingredientes. Para esta pasta con alcachofas, necesitaremos 200 gramos de spaghetti Garofalo, 6 alcachofas, 2 yemas de huevo, pan rallado, queso parmesano a gusto, aceite de girasol, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal y pimienta.

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2-

Preparación de las yemas

Comenzamos con las yemas de huevo: las cubrimos completamente con pan rallado y las dejamos reposar en el congelador durante al menos dos horas. Este paso permitirá que la yema conserve su textura cremosa tras la fritura.

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Preparación de las alcachofas

Mientras tanto, limpiamos las alcachofas, retirando las hojas externas hasta llegar al corazón. Las cocemos en agua hirviendo con sal durante 12 minutos para suavizarlas. Luego, las dividimos: reservamos dos alcachofas enteras para freír y cortamos las otras cuatro en láminas finas, que también freiremos más adelante.

4-

Freír las alcachofas para un sabor crujiente y profundo

La alcachofa es un ingrediente delicado pero lleno de sabor. Para realzar su textura y aroma, calentamos abundante aceite de oliva virgen extra (AOVE) en una sartén. Primero, freímos las láminas de alcachofa hasta que estén doradas y crujientes. Una vez listas, las colocamos sobre papel absorbente y añadimos una pizca de sal.

Repetimos el proceso con las alcachofas enteras, asegurándonos de que queden crujientes por fuera y tiernas por dentro. Este doble tratamiento en la sartén potenciará el contraste de texturas en el plato, aportando un toque crujiente que armoniza con la suavidad de la pasta.

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Freír la yema de huevo: el toque cremoso de la receta

Tras el tiempo de reposo en el congelador, sacamos las yemas de huevo empanadas. Retiramos el exceso de pan rallado con cuidado y calentamos aceite de girasol a 180 °C. Sumergimos cada yema en el aceite caliente durante uno o dos minutos, lo justo para que la capa exterior quede dorada sin cocinar en exceso el interior.

El resultado es una yema frita crujiente por fuera y con un centro líquido que aportará una cremosidad espectacular a la pasta. La dejamos reposar unos segundos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa antes de emplatar.

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Cocer la pasta Garofalo en su punto perfecto

En una olla grande, llevamos a ebullición abundante agua con sal. Añadimos los spaghetti Garofalo y los cocemos hasta dos minutos antes del tiempo indicado en el paquete. Este paso es clave para lograr una textura al dente, ideal para que la pasta absorba mejor los sabores de la salsa.

Escurrimos los espaguetis y los trasladamos directamente a la sartén con las alcachofas laminadas. Añadimos un poco del agua de cocción y removemos para integrar todos los ingredientes, permitiendo que la pasta se impregne del sabor de las alcachofas.

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El toque final: emplatado y presentación

Con el fuego apagado, incorporamos el queso parmigiano rallado y mezclamos suavemente para conseguir una textura mantecosa sin grumos. Servimos la pasta en platos hondos, asegurándonos de repartir bien las alcachofas laminadas para que cada bocado sea equilibrado.

Para finalizar, colocamos en la cima una alcachofa frita entera y la yema de huevo crujiente. Al romperla, su interior cremoso se fusionará con la pasta, aportando un sabor intenso y una textura irresistible. Un toque de pimienta negra recién molida y estamos listos para disfrutar de un auténtico plato de la cocina italiana gourmet.

Trucos de cocina

Cómo lograr una yema frita con centro líquido

El secreto para una yema frita crujiente por fuera y cremosa por dentro está en el tiempo de congelación y la temperatura del aceite. Al dejar las yemas en el congelador durante dos horas, logramos que la capa exterior se endurezca lo suficiente para resistir la fritura sin que el interior se cocine en exceso.

Cuando las sumerjas en el aceite a 180 °C, fríelas solo uno o dos minutos. De esta forma, el pan rallado se dorará sin afectar la textura líquida del interior. ¡Romperla sobre la pasta será un auténtico espectáculo de cremosidad!

Cómo mantener el sabor auténtico de las alcachofas

Para que las alcachofas conserven su sabor puro y su textura tierna, es fundamental evitar que se oxiden. Una vez peladas y cortadas, sumérgelas en un bol con agua fría y unas gotas de limón. Esto evitará que se vuelvan oscuras antes de la cocción.

Además, no las frías a fuego muy alto. Si la temperatura del aceite es excesiva, se dorarán por fuera demasiado rápido sin cocinarse bien por dentro. Lo ideal es freírlas a temperatura media para obtener un crujiente equilibrado y un interior suave.

El truco para una pasta al dente y bien integrada

El punto exacto de cocción es esencial en cualquier receta de pasta con alcachofas. Para lograr la pasta al dente, retira los spaghetti dos minutos antes del tiempo indicado en el paquete y pásalos directamente a la sartén con las alcachofas.

Usa un poco de agua de cocción para ligar mejor los ingredientes y potenciar el sabor. La combinación del almidón de la pasta con el parmigiano rallado creará una salsa natural sin necesidad de añadir más grasa. Así, cada bocado tendrá una textura aterciopelada.

Preguntas frecuentes

¿Puedo usar otro tipo de pasta en esta receta?

Sin duda, aunque los spaghetti Garofalo son la mejor opción por su capacidad para absorber la salsa y envolver los ingredientes, también puedes probar con linguine, tagliatelle o capellini. Estas variedades tienen una textura que se adapta bien al sabor de las alcachofas.

Si prefieres una pasta corta, los rigatoni, los elicoidali o los mezze maniche rigate también funcionan bien, ya que permiten que los trozos de alcachofa y la yema de huevo se adhieran mejor a la superficie.

¿Cómo puedo hacer esta receta más ligera?

Si buscas una versión más ligera de la pasta con alcachofas y huevo, puedes hornear las alcachofas en lugar de freírlas. Con un chorrito de AOVE y un poco de sal, obtendrás una textura crujiente sin necesidad de usar aceite en exceso.

También puedes optar por una yema pochada en lugar de frita. De esta forma, mantendrás la cremosidad sin añadir pan rallado ni aceite de girasol. ¡Una alternativa deliciosa y saludable!

¿Cómo puedo conservar las alcachofas frescas?

Las alcachofas pueden oxidarse rápidamente, por lo que es importante almacenarlas correctamente. Si las compras frescas, consérvalas en la nevera envueltas en un paño húmedo para que no se sequen. Así durarán hasta cinco días en perfectas condiciones.

Si ya las has limpiado, guárdalas en un recipiente con agua fría y limón. Para una conservación más prolongada, puedes escaldarlas y congelarlas en bolsas herméticas. De este modo, estarán listas para usar cuando prepares tu próxima receta de pasta con alcachofas.

Conclusión

La pasta con alcachofas es un plato que combina sencillez y sofisticación en cada bocado. La combinación de alcachofas fritas, yema crujiente y la textura perfecta de los spaghetti Garofalo ofrece una experiencia gastronómica única. Con ingredientes de calidad y una preparación cuidada, podemos transformar una receta tradicional en un verdadero plato gourmet.

Si te apasiona la cocina italiana, esta es una receta que debes probar. Su equilibrio de sabores, su cremosidad natural y el toque crujiente de las alcachofas harán que se convierta en un plato imprescindible en tu repertorio. ¿Te animas a prepararla? ¡Buon appetito!

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